Raekwon se pone el traje del emperador y demuestra que el trono del rap clásico sigue ocupado
Raekwon se pone el traje del emperador y demuestra que el trono del rap clásico sigue ocupado
Después de ocho años de silencio discográfico, el legendario Chef del Wu-Tang Clan regresa con The Emperor’s New Clothes, un álbum que más que buscar aprobación, exige respeto. Raekwon no está intentando impresionar a las nuevas generaciones con flows trendy ni beats enloquecidos por el algoritmo: está sirviendo su plato como solo él sabe hacerlo, con sazón callejera, precisión quirúrgica y el aura inconfundible del hip-hop de Nueva York.
El Chef vuelve a cocinar en su zona
Desde la primera pista, Raekwon deja claro que no hay intención de reinventar la rueda. Pero ¿acaso el lujo necesita transformación constante? The Emperor’s New Clothes suena como si estuvieras caminando por una esquina de Staten Island en los 90, pero con la madurez de quien ha sobrevivido guerras, contratos y traiciones. Las rimas siguen siendo filosas, cargadas de códigos, reflexiones breves y ese léxico mafioso que solo él puede usar sin sonar forzado.
Una producción elegante pero cruda
La producción es un desfile de beats de diseño: cuerdas dramáticas, teclados cinematográficos, boombap bien pulido y bajos que caminan con paso pesado. Swizz Beatz le da energía a “600 School”, mientras otros tracks como “Bring It Back” y “Who Shot Rudy?” mantienen la esencia callejera sin sonar reciclados. No hay trampa aquí: solo sonido hecho con amor por la cultura.
El legado, más vivo que nunca
Raekwon no necesita probar nada. Este álbum es como una exposición de arte donde cada cuadro representa una historia real del ghetto, pintada con palabras. Su presencia es sólida, segura, y sin necesidad de gimmicks. Aunque no está inventando nada nuevo, tampoco está copiando a nadie. Aquí, la nostalgia no es una muleta: es una herramienta para recordar que algunos pilares nunca se derrumban.
Las colaboraciones no roban foco, lo amplifican
Ghostface Killah aparece como si no hubiera pasado un día desde Cuban Linx. Nas, Method Man, y otros refuerzan la narrativa sin diluirla. No son featurings para llamar la atención, sino reencuentros entre titanes que hablan el mismo idioma: el de la calle, la elegancia, y la guerra lírica.
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