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Kendrick Lamar se fue a la feria Artbo y se compró una obra de un artista colombiano: Johan Samboní

Kendrick Lamar se fue a la feria Artbo y se compró una obra de un artista colombiano: Johan Samboní

El 27 de septiembre de 2025 estaba marcado para ser el día en que Kendrick Lamar hiciera historia en Bogotá con un concierto en el Vive Claro Distrito Cultural. Sin embargo, problemas con permisos y documentación técnica hicieron que el show fuera cancelado a última hora, dejando a miles de fanáticos con la ilusión rota.
Pero el paso de Lamar por la capital no quedó reducido a esa polémica. El rapero, reconocido por su impacto cultural y su sensibilidad artística, aprovechó su estadía para visitar la Feria Internacional de Arte de Bogotá (Artbo), en el centro de convenciones Ágora. Y fue ahí donde se encontró con el trabajo del caleño Johan Samboní, uno de los artistas más disruptivos del panorama actual.
Lejos de limitarse a recorrer la exposición, Kendrick tomó una decisión que sorprendió a todos: adquirió la obra “Piratas” (2025), un conjunto de 49 pinturas al óleo sobre papel, ensambladas en un mueble de madera reciclada. Esta pieza forma parte del proyecto “La Promesa”, en el que Samboní rescata símbolos de la piratería audiovisual y la cultura popular de barrios como Aguablanca en Cali, reinterpretándolos desde una mirada crítica, nostálgica y profundamente urbana.
La noticia se viralizó rápidamente en redes sociales, donde circularon fotos y videos del rapero recorriendo Artbo. Para muchos, el gesto fue un puente inesperado entre Compton y Cali, dos territorios atravesados por la marginalidad, la creatividad y la fuerza cultural de lo popular.
Aunque Bogotá se quedó sin escuchar en vivo himnos como HUMBLE. o Money Trees, la ciudad presenció un cruce cultural de alto impacto: la conexión entre Kendrick Lamar y Johan Samboní. Una muestra de cómo la música y el arte urbano pueden dialogar y encontrar puntos comunes más allá de fronteras y escenarios.

En medio de la controversia por la cancelación del concierto, queda claro que Kendrick Lamar no se fue de vacío: se llevó consigo un pedazo del arte colombiano que ahora hace parte de su colección personal.